La ptosis o caída de la cara es en muchos casos el signo más precoz del envejecimiento, adelantándose muchos años a otros estigmas como las arrugas, la flacidez de cuello o las bolsas de los párpados.
La anatomía del rejuvenecimiento facial profundo (excluye el envejecimiento cutáneo y las arrugas) se divide en tres tercios o unidades, que se solapan parcialmente entre sí. El tercio superior (excluye los párpados) o complejo frontal, cejas y orbitario junto con los pómulos y la parte alta de la mejilla, el tercio medio o pómulos, mejilla, región nasogeniana y perfil mandibular, y el tercio inferior que abarca desde el borde mandibular hasta la parte más baja del cuello.
La caída de la cara es una forma simplificada de denominar al envejecimiento gravitacional del tercio medio de la cara, incluyendo pómulos, mejilla y perfil mandibular, que debido al paso de los años migra inferiormente.
Si bien existen casos de severa caída de la cara en personas jóvenes o muy jóvenes debido a factores hereditarios familiares y que pueden precisar tratamiento corrector, lo más habitual es que los pacientes presenten un acusado grado de caída de la cara a partir de los 40 años, en muchas ocasiones como único signo llamativo de envejecimiento facial o asociado a envejecimiento de los párpados.
En la mayoría de los casos los pacientes sufren al mismo tiempo caída de la cara junto con un mayor o menor grado de exceso de piel del tercio medio facial, por lo que es habitual realizar simultáneamente el tratamiento de ambos problemas.
El mejor y más actualizado tratamiento de la cara caída puede ser tanto el lifting supraperióstico de frente y cejas extendido a mejillas con incisiones cortas en fosa temporal (sien) y anclaje interfascial de sujeción, como el lifting profundo de cara con anclajes y plastias de SMAS y platysma.